Saturday, October 11, 2008

Sobre Ernesto Cardenal

SOBRE CARDENAL

de Indran Amirthanayagam, derechos reservados Mayo 2007

Hace tiempo una mañana de domingo neyorquino, un amigo inglés queridísimo se esperaba un taxi en Broadway. Era el 23 de mayo, en las faldas del verano, todavía con la promesa de primavera en el aire. Mi amigo iba al aeropuerto para volar a Managua. Hace unos días atrás habíamos formado parte de la promoción de la Escuela de Periodismo de Columbia University. En ese entonces el movimiento para sacar inversiones de Sudáfrica fue el tema principal de la política estudiantil. Un edificio en la universidad había sido bloqueado por varios meses y renombrado “Harmony Hall” (El edificio de armonía). Cuando caminé para aceptar mi diploma de maestría me levanté el puño en una salutación de apoyo para el movimiento contra las grandes empresas involucradas en la economía de apartheid.

Ese mañana me levanté la mano para despedirme de mi amigo. No sabía que planes tenía en Nicaragua, en ese entonces en pleno conflicto entre los Sandinistas y los Contras. Temía que podría sufrir una herida o podría desaparecer. Fue una despedida difícil, entre hombres con todo su carga inglesa de mantener el decoro, de enterrar las emociones. Unos días después, empecé a escribir un poema pensando en mi amigo ya en Nicaragua. El poema se titula “Homenaje a Managua.” Y ahí, le hice varias preguntas, entre ellas, hay todavía un España y una guerra civil? Y te has conocido a Cardenal?

En esos años la revolución sandinista inspiraba a muchos extranjeros de visitar al país, de trabajar en el campo, formar ONGs dedicadas a la enseñanza, la salud. Mi pregunta era irónica, socrática y lleno del ennui que todos los jóvenes que aspiran a ser intelectuales sufren durante sus estudios universitarios. O tal vez, es un ennui particular al sigo 20 y a este siglo 21, que siempre las promesas, las esperanzas son los blancos de la crudeza de la realidad, su venalidad, su mano corrompida.

En ese mayo, habían pasado también solo dos años desde las manifestaciones del verano de 83 en Sri Lanka, los ataques dirigidos a las casas, negocios, templos y las personas de los tamiles esrilankeses. A raíz de ese verano que dejó la isla ensangrentada se desató una plena guerra civil que desafortunadamente sigue hasta hoy deprimiendo los esrilankeses y los que aman el país. Y Sri Lanka aparece en ese poema donde hago referencias a ciertas guerras justas—si hay—las de Sri Lanka y de Palestina.

Claro, para mi en ese entonces, Cardenal representaba una figura mítica, un poeta sacerdote, discípulo de Thomas Merton, vuelto sacerdote ya adulto como Merton. No podría haber imaginado que algún día me conociera ese leyenda, y en español, mi nuevo idioma de la creación poética. Bueno, ya esta, puedo ahora beber la presencia de Cardenal, tomarla, comerla como una hostia metafórica. Es un poeta que nunca me deja de sorprender por su compromiso con la verdad: la verdad de Marilyn Monroe, de Claudia, su enamorada de los epigramas, mi verdad aunque no me había conocido en persona hasta este encuentro.

Digo por este último que Cardenal inspira poetas y otros luchadores para el derecho de hablar en la fundación de la comunión en la tierra, la entrega intima del amor y del conocimiento del Todopoderoso, el Dios, al feligres/lector por medio del sacerdote, el poeta. Escuchemos a

Detrás del Monasterio

Detrás del monasterio, junto al camino,
existe un cementerio de cosas gastadas,
en donde yacen el hierro sarroso, pedazos
de loza, tubos quebrados, alambres retorcidos,
cajetillas de cigarrillo vacias, aserrín
y zinc, plástico envejecido, llantas rotas,
esperando como nosotros la resurrección.

A la primera lectura este poema parece limpio, entrega su carga de golpe, que no sea necesario la relectura. Y para algunos lectores impacientes o llenos de demandas podrían tomar provecho y seguir en su camino apurado. Sin embargo un lector con más tiempo disponible lo degustaría con revelaciones mas profundas. En fin los grandes poetas hablan de temas esenciales: el amor en todos sus sentidos, la guerra, el descanso en la ribera del río antes de cruzarlo. A donde? A Lethe, o al Cielo, o sea, el río es el Río Bravo y al otro lado está el desierto de Texas. O sea, cruces las aguas y te vas a encontrar tu tema.

En el caso de Cardenal, no puedo separar el hombre que se viste de sacerdote, el antiguo ministro de cultura, el fundador de Soltiname, y el poeta. Una figura parecida en la India seria Rabindranath Tagore de cuya obra vasta se nota su fundación de una escuela y una manera de enseñar, refugios en la tierra como Soltiname. Cardenal es fundamental al paisaje nicaragüense como Tagore a la subconciencia hindú. Los dos interpretan las raíces y las historias de sus pueblos y luchan para los menos afortunados.

Entonces ¿cuáles son las revelaciones de “Detrás del Monasterio”? Las ideas se ven en las cosas. Uno encuentra las cosas gastadas en un cementerio al lado del camino y detrás del monasterio. Todos construimos nuestros caminos y para hacerlos hay que sacar arena, piedras, y a veces, destruir campos agrícolas, la calle principal de un pueblo para lograr la meta, el camino—que podría llevar a uno hacia Itaca o Valhalla. ¿Pero toda la basura que uno ha acumulado en la vida—es solo eso, o también tiene vida, sentimientos, que a su vez está esperando la resurrección?

Cardenal es maestro del epigrama, la verdad dicha de manera económica, lo esencial sin toda la narrativa de la vida. De hecho este poema es un epigrama muy detallado. Sin embargo cada detalle añade un elemento imprescindible a esta visión—que me hace pensar también en las cosas gastadas flotando en ‘Frisco Bay del “Sunflower Sutra” donde Allen Ginsberg experimenta una visión de Blake y su girasol en las aguas negras—y hay, por cierto, una influencia de la poesía de Ginsberg en la conciencia de Cardenal. Ginsberg celebró lo que llamaba “crazy wisdom” o sabiduría loca. Pero siempre fue un poeta engagé que veia el papel de vate de manera muy tradicional, interprete de la verdad para todos lo demás. En la época mas conocida de Ginsberg, Cardenal, Bob Dylan, Merton, entre los cincuentas y sesentas, había grandes entrecruzadas….ahí se encuentra la guerra en Vietnam, la campaña anti-nuclear, los principios del movimiento ecologista…también la droga, el amor libre….y claro el espacio, el primer viaje del hombre a la luna.

Para un sacerdote encargado de llevar su rebaño al paraíso Cardenal ha dedicado bastante energía a su estancia de paso. Y es una energía de compasión, de cuidar lo frágil, de envolverlo en un manto de cariño. Su “Oración Por Marilyn Monroe” sirve como ejemplo amplio de esta compasión que forma el núcleo de la visión política, social y espiritual del poeta (que es además una manifestación de lo mismo en la vida de Jesús con Maria Magdalena, con los usureros del templo, con los guardianes de las reglas, los sacerdotes mayores entre los judíos.) Es un poema completo que empleo para representar la gama de exploraciones poéticas (y psíquicas) que ha hecho en diversos poemas a lo largo de su carrera.
`
SEÑOR
Recibe a esta muchacha conocida en toda la tierra con
el nombre de
Marilyn Monroe
aunque ese no era su verdadero nombre
(pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la huerfanita
violada a
los 9 años
y la empleadita de tienda que a los 16 se había querido
matar)
y que ahora se presenta ante Ti sin ningún maquillaje
sin su Agente de Prensa
sin fotógrafos y sin firmar autógrafos
sola como una astronauta frente a la noche espacial.

Ella soñó cuando niña que estaba desnuda en una iglesia
(según cuenta el Time)
ante una multitud postrada, con las cabezas en el suelo
y tenía que caminar en puntillas para no pisar las cabezas.
Tú conoces nuestros sueños mejor que los psiquiatras.
Iglesia, casa, cueva, son la seguridad del seno materno
pero también algo más que eso…
Las cabezas son los admiradores, es claro
(la masa de cabezas en la oscuridad bajo el chorro de luz),
Pero el templo no son los estudios de la 20th Century-Fox.
El templo—de mármol y oro—es el templo de su cuerpo
en el que está el Hijo del Hombre con un látigo en la mano
expulsando a los mercaderes de la 20th Century-Fox
que hicieron de Tu casa de oración una cueva de ladrones.

Señor
en este mundo contaminado de pecados y radioactividad
Tú no culparás tan sólo a una empleadita de tienda.
Que como toda empleadita de tienda soñó ser estrella de
Cine.
Y su sueño fue realidad (pero como en la realidad del
tecnicolor).
Ella no hizo sino actuar según el script que le dimos
--El de nuestras propias vidas—Y era un script absurdo.
Perdónala Señor y perdónanos a nosotros
por nuestra 20th Century
por esta Colosal Super-Producción en la que todos hemos
trabajado.
Ella tenia hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes.
Para la tristeza de no ser santos
se le recomendó el Psicoanálisis.
Recuerda Señor su creciente pavor a la cámara
y el odio al maquillaje—insistiendo en maquillarse en
cada escena—
y cómo se fue haciendo mayor el horror
y mayor la impuntualidad a los estudios.

Como toda empleadita de tienda
soño ser estrella de cine.
Y su vida fue irreal como un sueño que un psiquiatra
interpreta y archiva

Sus romances fueron un beso con los ojos cerrados
que cuando se abren los ojos
se descubre que fue bajo reflectores
y apagan los reflectores!
y desmontan las dos paredes del aposento (era un set
cinematográfico)
mientras el Director se aleja con su libreta
porque la escena ya fue tomada.
O como un viaje en yate, un beso en Singapur, un baile
en Río,
la recepción en la mansión del Duque y la Duquesa de
Windsor
vistos en la salita del apartamento miserable.

La película terminó sin el beso final.
La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono.
Y los detectives no supieron a quién iba a llamar.
Fue
como alguien que ha marcado el número de la única voz
amiga
y oye tan sólo la voz de un disco que le dice: WRONG
NUMBER.
O como alguien que herido por los gangsters
alarga la mano a un teléfono desconectado.

Señor
quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar
y no llamó (y tal vez no era nadie
o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de
Los Angeles)
contesta Tú el teléfono!

Desde la primera estrofa estamos conciente que leemos un poema imprescindible, que va a enseñarnos cómo responder a la tragedia y la comedia de la vida y la muerte de Marilyn que es igual al la de nuestras vidas y muertes en esta planeta donde el poeta William Blake nos escribió una vez “pisamos la tierra por un breve paso para aprender cómo soportar los rayos de la luz…we are on earth a little space to learn to bear the beams of love. “

Dice Cardenal que el verdadero nombre de Marilyn era ”el de la huerfanita/violada a los 9 años.” De inmediato, el cuchillo entra al corazón. No podemos escapar sentirnos triste, la empatía con esta niña cuya inocencia se ha sido robado tan joven. ¿Y quienes somos para enjuiciar la pobre empleadita de tienda por el sueño de ser actriz? El primer mensaje del poema entonces cuestiona nuestro papel en la tragedia de Marilyn, uno de nosotros como cualquiera. ¿Cómo podemos dejar que el violador anda husmeando nuestros hijos? ¿No tenemos responsabilidad alguna por la mala suerte? ¿Es meramente una cuestión de suerte, o de leyes y su puesta en acción, o de establecer una sociedad, un reino en la tierra, donde somos verdaderamente guardianes de nuestros prójimos?

Ahora Marilyn se presenta sin maquillaje ni representación ante el Dios “sola como una astronauta frente a la noche espacial.” Cardenal en los poemas de Cántico Cósmico deja libre su imaginación a viajar por las estrellas con el lenguaje científico además de otros lenguajes reunidos con la métrica de una poesía lírica, cantada. Aquí prefigura ese libro con esta muestra de su asombro ante el universo.

El asombro ante la grandeza de la obra de Dios, además de los pecados de los hombres, me parece una imagen útil para expresar la actitud de Cardenal. Y viene frecuentemente con un tinte de ironía y del escepticismo estoico. Ve como describe Cardenal el gran pecador Somoza en “Ha Venido La Primavera” “el dictador/gordo, con su traje sport y su sombrero tejano,/en el lujoso yate por los paisajes de tus sueños.” También el asombro se presenta con tonos heroicos en la oración por Marilyn (y nosotros) y en otros poemas como Hora 0. Cito la parte de “Hora 0” que trata de la muerte de su amigo Adolfo Baez Bone:

En abril los mataron.
Yo estuve con ellos en la rebelión de abril
Y aprendí a manejar una ametralladora Rising.
Y Adolfo Báez Bone era mi amigo:
lo persiguieron con aviones, con camiones,
con reflectores, con bombas lacrimógenas,
con radios, con perros, con guardias;
y yo recuerdo las nubes rojas sobre la Casa Presidencial
como algodones ensangrentados,
y la luna roja sobre la Casa Presidencial.
La radio clandestina decía que vivía.
El pueblo no creía que había muerto.
(Y no ha muerto)

Porque a veces nace un hombre en una tierra
que es esa tierra.
Y la tierra en que es enterrado ese hombre
es ese hombre.
Y los hombres que después nacen de esa tierra
son ese hombre.
Y Adolfo Báez Bone era ese hombre.

“Si a mí me pusieran a escoger mi destino
(me había dicho Báez Bone tres días antes)
entre morir asesinado como Sandino
o ser Presidente como el asesino de Sandino
yo escogería el destino de Sandino.”
Y él escogió su destino.
La gloria no es la que enseñan los textos de historia:
es una zopilotera en un campo y un gran hedor.


Vuelvo ahora a otra muerte, bajo otros reflectores, los del cine. ¿Es la muerte de Marilyn más apetecible que esta gloria de Báez Bone bajo el aleteo de los zopilotes, un cadáver con un gran hedor?

¿Es mas heroica?: “ella tenia hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes.” Cardenal es severo con las alabanzas de los textos de historia en el caso de Báez Bone—y por implicación los que escriben las historias-- y igualmente critico de nuestra complicidad en la muerte de Marilyn. ‘Ella no hizo sino actuar según el script que le dimos. ‘

¿Cómo podemos cambiar ese script? Con la mancha de Cain, el pecado original, los siete
excesos, digo la lujuria y los demás, con toda este peso del hombre caído que llevamos—y hablo solamente de la carga católica y tal vez en otras religiones hay menos condena genética—¿cómo podemos contestar el teléfono cuando Marilyn nos llama?

Cardenal pide a Dios que le contesta. ¿Y a Dios que le importa la suerte de una empleadita de tienda que soñó ser actriz? ¿O el cadáver de Báez Bone comido por los zopilotes? Estas últimas son mis preguntas. Surgen de una lectura parcial, como todas las lecturas, de la poesía de Cardenal. Pero esto no es toda la historia. Hay una razón por la cual Cardenal tomó su derecho de sitio en ese poema que escribí hace 22 años, que Adolfo Báez Bone forma parte de la tierra misma de Nicaragua, que Marilyn sigue alimentando los sueños de los seres humanos ( ahora sabios después de haber leído “Oración Por Marilyn Monroe,”), que detrás del monasterio hay cosas gastadas que también requieren la resurrección, que “el hombre que no sigue las consignas del Partido…será como un árbol plantado junto a una fuente.” (Salmo 1)

Y esa razón se llama Ernesto Cardenal—el que trae el fuego y amor a la tierra, el que nos da la hostia de su visión cósmica y entretenida, el que escribió una vez esta maravillosa epigrama sobre la comedia del amor y la política:

Me contaron que estabas enamorada de otro
y entonces me fui a mi cuarto
y escribí ese artículo contra el Gobierno
por el que estoy preso.

Me pregunto si Dios lo tiene preso o más bien sin la tensión terrenal que viene de ser atado a Dios no hubiera escrito la obra maestra que nos ocupa el día de hoy y todos los días. En fin, Cardenal es hombre y sacerdote, poeta y profesor. Y se viste con sombrero, no tejano, pero con la boina de Che. Y tampoco esto es Cardenal porque enfrente de mi espejo no es la boina ni la barba ni el revolucionario, lo que me queda, lo que me consuelan son sus oraciones por mi, su papel en perdonar el pecado de haber dejado morir a mi prójimo.


El autor da permiso a citas breves de este ensayo. Favor de enviar cualquier cita, referencia a la siguiente dirección de Internet indranmx@yahoo.com

1 comment:

Sergio Astorga said...

Indran, ya te extrañaba, ensayo intenso y fino como tu poesía.
Espero tener siempre un buen Cardinal en mi memoria.
Abrazos soberanos.
Sergio Astorga